Características y cuidados del acebo

El acebo es una de las plantas que, nada más verla, todos asociamos inmediatamente con la Navidad. ¿El motivo? Sus hojas de color verde oscuro y, sobre todo, sus frutos de un intenso color rojo. Se trata de un arbusto perennifolio que, con los cuidados adecuados, puede llegar a alcanzar los 15 metros de altura. Eso sí, a pesar de lo apreciado que es en jardinería, su consumo es tóxico. Aquí queremos hablarte en profundidad acerca de él.

La simbología del acebo

Como dijimos antes, el acebo está estrechamente ligado a la Navidad. De hecho, se utiliza para realizar todo tipo de adornos y coronas. Esto se debe, fundamentalmente, a que simboliza la continuidad de la vida en el tiempo.

Sin embargo, no solo es popular durante la Navidad. También es utilizado en Semana Santa. Por ejemplo, es tradición que los fieles acudan a la iglesia el Domingo de Ramos portando sus ramas y frutos.

Características del acebo

Tanto las hojas como las bayas del acebo contienen sustancias tales como la saponina, la teobromina y la ilixantina. Todas ellas son tóxicas para los seres humanos. Tanto, que el mero hecho de comer un par de decenas de sus frutos puede ser mortal para un adulto. En menores cantidades, tienen efectos purgantes y generan vómitos y diarrea. Este es el motivo por el que, en caso de usar el acebo como adorno de Navidad, conviene mantenerlo alejado del alcance de los niños.

En cambio, si hay muchas aves y herbívoros que se alimentan de sus frutos y hojas. No tardarás en darte cuenta si, por ejemplo, lo colocas en una terraza o balcón. Tratado adecuadamente, este árbol tiene propiedades positivas para tratar el reumatismo o la atonía intestinal, por ejemplo.

¿Dónde crece el acebo?

Este arbusto es especialmente frecuente en Alemania y en los bosques occidentales de Europa. De hecho, también es frecuente en España. Aunque resulta más habitual encontrarlo en la mitad norte de la península, también está presente en Andalucía y en las Islas Baleares, por ejemplo.

En estado salvaje, el acebo está protegido. Cortar sus ramas o arrancar sus frutos puede conllevar la imposición de sanciones administrativas e incluso penales. Sí se puede comprar en viveros y tiendas similares.

Los cuidados del acebo

El acebo es un árbol pequeño que crece muy lentamente y que se adapta mejor a los climas fríos que a los templados y cálidos. De hecho, suele hacer acto de presencia cuando el terreno está húmedo y cubierto durante gran cantidad de horas por sombra. Es especialmente frecuente en áreas montañosas y de bosque situadas a más de 1500 metros de altura.

Todo esto hace que, para que el acebo sobreviva y crezca, haya que realizar una serie de cuidados. Vamos a verlos de forma detallada:

  • Buscar la ubicación adecuada. Preferentemente, en un jardín ya que puede alcanzar bastantes metros de altura. Lo ideal es encontrar una zona de sombra. El acebo no tolera bien la luz directa del sol para realizar la fotosíntesis y sus hojas se suelen ‘quemar’ rápidamente.
  • El riego. Las raíces del acebo son muy exigentes en este sentido. Se trata de un árbol amante de la humedad que, para crecer y sobrevivir, necesita que la tierra esté permanentemente húmeda. Esto es especialmente importante durante los meses de verano. También es necesario pulverizar con frecuencia agua sobre sus hojas.
  • Las plagas. A los pulgones y a los insectos devoradores de hojas en general les encanta el acebo. Así que, durante las épocas de primavera y verano, es necesario prestarles mucha atención. En caso de detectarlos hay que aplicar lo antes posible un producto insecticida específico para este tipo de plantas.
  • Trasplante. Al acebo no le gusta ser trasplantado. Por ello, hay que elegir una ubicación adecuada desde el principio y no moverlo hasta que no sea imprescindible. Debido a su crecimiento lento, puede pasar bastante tiempo en la maceta.
  • El suelo. Es necesario optar por sustratos ricos en nutrientes y aportar dosis extra de fertilizantes con bastante asiduidad. El consumo de esta planta es bastante elevado en todas las etapas de su vida.
  • La poda. Debe hacerse siempre durante los meses de otoño e invierno. Además, esto es útil para realizar los adornos de Navidad que sean necesarios con sus hojas y ramas. A partir de este proceso es posible dar forma al árbol para que, posteriormente, rebrote con más fuerza y con mayor vistosidad cuando llegue la primavera.

En definitiva, el acebo es un auténtico icono de Semana Santa y, sobre todo, de Navidad. Sin embargo, resulta una lástima usarlo durante esas épocas y, posteriormente, desecharlo. Por ello, esperamos que, tras haber leído este artículo, te animes a cultivar el tuyo propio y a mantenerlo en tu terraza o jardín. Lo único que necesita es una zona de sombra, agua en abundancia y nutrientes para el suelo.

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